
La primera referencia histórica que se conoce en la que se cita a los finlandeses fue realizada en 98 d. C. por el historiador romano
Cayo Cornelio Tácito en su obra
De origine et situ germanorum, más conocida como
Germania, en la que se describe la vida y costumbres de los germanos, entendiendo como tales, no sólo a los procedentes de lo que hoy conocemos como Alemania, sino en general a los habitantes de los pueblos del norte de Europa.
Tácito se refiere a los
Fennos (Fenni, en latín) como un pueblo de cazadores que vivían en el norte y que probablemente eran
samis (lapones). Algunas fuentes consideran que el vocablo
Fenni significa
pantano, del inglés
fen o del alemán
finne. Según otras, dicha expresión provendría del sueco finne, que viene a significar
búsqueda. En islandés antiguo se relaciona con
nieve dura. Otros consideran que el nombre se deriva de ser un pueblo de cazadores. Lo cierto es que no hay acuerdo respecto al origen de este término.
Esta es la referencia a los Fenni que hace Tácito en su obra:
Los Fennos tienen una horrible fiereza y una pobreza cruel. No tienen armas, ni caballos, ni casas; susténtase con hierba, vístense de pieles y la tierra les sirve de cama. Consiste toda su esperanza en las flechas, las cuales, a falta de hierro, arman con huesos. Los hombres y mujeres se sustentan de la caza, que ellas de ordinario los acompañan y les piden parte de ella. Los niños no tienen otro refugio ni acogida contra el agua y las fieras, sino algunas enramadas con que se cubren y amparan; a ellas se vuelven los mozos y a ellas se recogen los viejos. Y les parece esto mayor felicidad que cansarse y gemir labrando los campos y fabricando las casas, y traer, entre la esperanza y el miedo, los bienes propios y ajenos. Y viviendo seguros para con los hombres y seguros para con los dioses, han alcanzado una cosa dificultosísima, que aún no tengan necesidades del deseo.
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