jueves, 1 de noviembre de 2007

Kraken, el monstruo marino de Noruega


"Aquellos que, para comerciar o pescar, navegan por las costas de Noruega, coinciden en el relato de una historia realmente admirable, la de una enorme serpiente de una longitud de más de 200 pies, y 20 pies de diámetro que vive en las rocas y agujeros cerca de la costa de Bergen; sólo sale de sus cavernas en las noches de verano y con buen tiempo, para devorar terneras, corderos y cerdos, o se sumerge en el mar para comer pulpos, langostas y todo tipo de cangrejos. Tiene una hilera de pelos de dos pies de largo que le cuelgan del cuello, escamas afiladas de color oscuro, y ojos brillantes y llameantes. Ataca a los barcos, se levanta fuera del agua, se lleva a los hombres y los devora; y normalmente esto no ocurre sin que algo terrible acontezca en el reino, sin un cambio próximo: o los príncipes van a morir o serán exiliados, o una guerra va a estallar pronto."


Así describía Olaus Magnus, arzobispo de Upsala, en su obra "Historia de las gentes del norte" (1555) las andanzas del monstruo marino que se supone habita en el Mar del Norte, frente a las costas de Noruega...

Desde muy antiguo se han contado historias sobre monstruos marinos, apareciendo representados en herramientas de la Edad del Bronce, en Noruega se llamaron orn y lindorn.

La palabra kraken significa en noruego monstruo marino legendario, las primeras narraciones sobre el kraken provienen del siglo XII y se describe como una especie de calamar de proporciones gigantescas.

Se cuenta que el obispo de Mídaros (la actual Trondheim) levantó un altar sobre una roca de la playa y celebró la Santa Misa. No sabía que se hallaba sobre el lomo de un kraken. El monstruo esperó respetuosamente a que el obispo terminase y luego, tranquilamente, se deslizó hacia el agua y desapareció...

El misionero noruego Hans Egede informó de la aparición de un monstruo marino en la costa de Groenlandia el 6 de julio de 1734: "...el cuerpo de la bestia era tan grueso como el de un barco y tres o cuatro veces más largo, surgía de las aguas con un salto ágil y volvía a sumergirse..."

En 1752, el obispo de Bergen, Erik Ludvigsen Pontoppidan, fue el primero en utilizar el término kraken en su "Historia Natural de Noruega", describiéndolo como una "isla flotante" de milla y media de extensión: "...al parecer esos son los brazos de la criatura y dicho sea de paso, si lo fueran, aprisionarían al más grande de los buques de guerra y lo empujarían hasta el fondo..." Ludvingsen se basó en el testimonio de un capitán que avistó al monstruo en Molde, en las costas noruegas, en 1746.

En 1856, el zoólogo danés Johan Japetus Steenstrup aportó como prueba el "pico" de un calamar de 11'5 cm de longitud, dando el primer paso en la desmitificación de este animal marino.

El 17 de noviembre de 1861, el barco de guerra francés "Alecton" tuvo un encuentro con un calamar gigante frente a las costas de Tenerife. El animal se partió en dos y la tripulación sólo pudo quedarse con la cola, que medía ocho metros; en este relato se inspiró Julio Verne para el episodio de su célebre novela "20.000 leguas de viaje submarino", donde los tripulantes del Nautilus luchan contra el kraken.

En el periodo de 1871 a 1876 aparecieron una veintena de Architeuthis, su nombre científico, en la playa de Thimble Tickle, en Terranova, siendo estudiados por el naturalista Addison Verril. El mayor de ellos medía, desde el extremo de la cola hasta la boca, de 8 a 10 metros. Sus brazos alcanzaban casi los 20 metros de largo. La circunferencia de su cuerpo medía dos metros y pesaba varias toneladas.

A lo largo del tiempo se han sucedido varios avistamientos de este colosal animal. Las últimas investigaciones han tratado de fotografiarlo en su medio natural.

Pero como escribió Alfred Tennyson en su poema dedicado al kraken: "...bajo las agitadas aguas superficiales; lejos, muy lejos en el mar abisal, su antiguo y no turbado sueño duerme el kraken..."

miércoles, 25 de julio de 2007

Última Thule

En diversas fuentes griegas y romanas se hace mención de una remota isla descrita por un marino y aventurero heleno llamado Pytheas de Massalia que entre los años 330 y 325 a.C. navegó por el mar Hiperbóreo u Oceanus Innavigabilis, nombre que en aquella época tenía la parte norte del Oceáno Atlántico.

Thule, Tile o Última Thule fue el nombre con el que se mencionaba a dicha isla, lugar que se encontraba según Pytheas "a seis días de singladura hacia el norte desde Bretaña" (la actual Gran Bretaña). Parece demostrado que el navegante griego llegó a Gran Bretaña, sin embargo la descripción que hizo de Thule resultó algo contradictoria.

El concepto de última thule se ha utilizado en la geografía romana y medieval para referirse a cualquier lugar distante situado más allá de las fronteras del mundo conocido, generalmente en el norte lejano. También se la ha relacionado con el continente perdido de la Atlántida.

La primera evidencia tangible de la ocupación humana de la Thule que supuestamente conoció Pytheas, se remonta al 300 d.C., unas monedas romanas acuñadas en dicha época así lo atestiguan. Si bien Bretaña permanecía bajo el gobierno de Roma, no hay certeza de que los navegantes romanos arribaran a las costas de Thule, pudiendo ser que las monedas llegaran allí en época posterior.

En el siglo VI el desconocimiento de las zonas septentrionales del Océano Atlántico se alimentaba de las supersticiones según las cuales era terreno abonado para alimañas de lo más terroríficas, como los cinocéfalos, mitad hombres y mitad perros que subsistían en un entorno de islas con grandes vientos y fuertes torbellinos. Recordemos también las historias sobre el kraken que describía Olaus Magnus en su Historia de las gentes del norte. Lugar, en suma, escasamente recomendable para ser visitado...

La llegada del Cristianismo a Irlanda en el siglo VI iba a suponer un cambio en las creencias anteriores, pues eran incompatibles con la fe en Cristo. Serían pues los monjes irlandeses los que, empujados por su afán evangelizador, pondrían rumbo a ese mítico norte supuestamente plagado de fieras descomunales. Aparte de lo anterior, se observó que aves migratorias recalaban en Irlanda provenientes del noroeste, lo cual permitía concluir que por aquellos lares debería haber otras tierras susceptibles de ser cristianizadas.

El relato titulado Navigatio Sancti Brendani Abbatis parece intuir que el monje San Brendan tocó tierras entre el Ártico y el Atlántico Norte. A partir del año 700 otros monjes siguieron su ejemplo, visto que no había "mucha gente" a quien evangelizar, su objetivo era encontrar un lugar apartado donde llevar una vida de ermitaño regida por los rezos y la comunión con Dios.

En el año 825 el monje Dicuil dejó por escrito impresiones sobre su retirado hogar, en la misteriosa Última Thule, dando constancia del extraño fenómeno de que durante el verano no se ponía el sol.


A mediados del siglo IX, marinos nórdicos que luego serían conocidos como vikingos, se cree que tuvieron conocimiento en sus frecuentes viajes a Irlanda, que al noroeste existía una tierra susceptible de ser habitada. Nativos de las actuales Noruega y Suecia, fueron los primeros en establecer colonias estables en la que ya dejaría de ser la tenebrosa "Última Thule". Según otras teorías los vikingos llegarían allí casualmente debido a errores de navegación, como parece ser que también ocurríó con su presencia en América.

Los cada vez más numerosos asentamientos vikingos dieron lugar a la progresiva retirada de los monjes irlandeses o papars que vieron perdida su tranquilidad. Aunque parece ser que otros irlandeses llegaron también a Thule con intenciones de quedarse.

Se considera que fue un sueco llamado Naddoddur el primer navegante nórdico que llegó a la isla de Thule en el año 850, este vikingo cambiaría el nombre de Última Thule (que ya no era tal) por el de Snaeland (tierra de nieves). Fue otro marino vikingo, Gadar Svavarsson, quien circunnavegó Snaeland, pasando a denominarla Gadarshólmur en honor a sí mismo.

En el año 860 el noruego Floki Vilgerdarson encabezó sucesivas migraciones, dado el terrible régimen feudal que imperaba en su tierra, a su llegada a la isla, las grandes masas de icebergs que flotaban ante la costa le sugirieron que su nuevo hogar más que "tierra de nieves" era "tierra de hielos" (Island) y de ahí su nombre actual Islandia.

Pero fue Ingólfur Arnarson el considerado como fundador de la colonia nórdica en Islandia tras su llegada en 874, permaneciendo al frente de su comunidad en un lugar situado al suroeste de la isla que él llamó Reykjavik o "bahía humeante" debido a las nubes de vapor que surgían del suelo costero por los fenómenos geotérmicos.

El periodo comprendido entre los años 874 y 930 es llamado en Islandia el "Periodo de Colonización", que culminaría con la creación del primer parlamento del mundo, el Althing.

La histórica Última Thule que creyó descubrir Pytheas, aunque con poco éxito entre sus conciudadanos, arraigó en el imaginario colectivo, convirtiéndose en mito literario divulgado por escritores de la antigüedad como Virgilio. La actual Islandia, la tierra de hielo y fuego, nos sorprende hoy día con una naturaleza impresionante y dramática.

Que otros se jacten de las páginas que han escrito;
a mí me enorgullecen las que he leído.
No habré sido un filólogo,
no habré inquirido las declinaciones, los modos,
la laboriosa mutación de las letras,
la de que se endurece en te,
la equivalencia de la ge y de la ka,
pero a lo largo de mis años he profesado
la pasión del lenguaje.
Mis noches están llenas de Virgilio;
haber sabido y haber olvidado el latín
es una posesión, porque el olvido
es una de las formas de la memoria,
su vago sótano
la otra cara secreta de la moneda. .
Cuando en mis ojos se borraron
las vanas apariencias queridas,
los rostros y la página,
me dí al estudio del lenguaje de hierro
que usaron mis mayores para cantar
espadas y soledades,
y ahora, a través de siete siglos,
desde la Ultima Thule,
tu voz me llega, Snorri Sturluson.
El joven, ante el libro, se impone una disciplina precisa
y lo hace en pos de un conocimiento preciso;
a mis años, toda empresa es una aventura
que linda con la noche.
No acabaré de descifrar las antiguas lenguas del Norte,
no hundiré las manos ansiosas en el oro de Sigurd;
la tarea que emprendo es ilimitada
y ha de acompañarme hasta el fin,
no menos misteriosa que el universo
y que yo, el aprendiz.

Jorge Luis Borges

domingo, 20 de mayo de 2007

Viena Karelia

Bosques boreales primarios han sido testigos del origen del Kalevala, la epopeya nacional finlandesa que surgió de las tradiciones oralmente recogidas por Elias Lönnrot en la Karelia Oriental.

Viena Karelia es el nombre de esta histórica región donde se sitúa el nacimiento del Kalevala; perteneció a la URSS y actualmente forma parte de la República de Karelia en Rusia. Curiosamente nunca fue territorio de Finlandia, sin embargo las características de sus habitantes son de marcado carácter fino-ugrio.

Durante las décadas de pertenencia al estado soviético, los pueblos de Viena Karelia no fueron accesibles a los visitantes. Desde 1990, tras la desaparición de la URSS, puede ser de nuevo visitado uno de los pocos lugares de Europa donde encontraremos una antigua y rica cultura.

Las leyendas y tradiciones se transmitían oralmente de generación en generación por medio de los runos, que las recitaban durante las celebraciones. Hasta los años veinte del pasado siglo la transmisión oral era la única forma de divulgar el patrimonio cultural, pues aún no existía un sistema educativo reglado. Además el hecho de ser una región con escasas comunicaciones con el exterior permitió el mantenimiento de su marcada identidad.

Pero la Segunda Guerra Mundial provocó el éxodo y la desmembración de la cultura careliana, posteriormente la rusificación de estas zonas y su colectivización, así como la obligada despoblación de muchas aldeas y la prohibición de la enseñanza de la lengua materna, pusieron en grave peligro la pervivencia de esta cultura.

La desaparición de la URSS supuso un punto de inflexión, la revitalización de la cultura careliana al otro lado de la frontera finlandesa comenzó a gestarse, primero fueron ayudas puntuales desde Finlandia.

La puesta en marcha de un proyecto elaborado por las fundaciones "Juminkeko" y "Arhippa Perttunen" fue el impulso definitivo, que se concretaba en la preservación de la lengua, protección del patrimonio cultural y edificios históricos, electrificación y construcción de caminos. En 1993 la UNESCO reconoció este proyecto por su interés cultural, la Unión Europea también ha avalado el desarrollo de los antiguos pueblos de Viena Karelia.

Las aldeas de Viena Karelia constituyen la fuente de inspiración del Kalevala, del Kanteletar y del Karelianismo, siendo las fronterizas entre Finlandia y Rusia las más representativas, ya que éstas eran precisamente las menos accesibles a la influencia exterior por motivos políticos. Tres de ellas, sí pertenecen a Finlandia; la gran mayoría están en Viena Karelia, en la Karelia rusa.

En la magnífica web
http://www.juminkeko.fi/viena/en/index.html se puede acceder a una completísima información sobre Viena Karelia; aquí podréis escuchar los cantos carelianos de boca de sus habitantes, conocer los lugares que Elias Lönnrot visitó, con una exhaustiva documentación de las aldeas más representativas, destacando entre ellas Latvajärvi, donde se encuentra el sepulcro de Arhippa Perttunen, que contribuyó con más de 4.000 líneas de poemas al trabajo de Lönnrot. Además, puede realizarse un interesante itinerario desde Finlandia, visitando las aldeas, con salida y llegada a la ciudad de Kuhmo.

El Kalevala se convirtió en el Poema Nacional de Finlandia y en la fuente de inspiración del escritor inglés J.R.R. Tolkien para su famosa obra "El señor de los anillos"; sobre este tema va seguidamente la traducción de un interesante artículo publicado en National Geographic:


El Señor de los Anillos Inspirado por una Épica Antigua. Generaciones de lectores han acariciado la Tierra-Media, la fantasía, el universo salido de la mente del escritor J.R.R. Tolkien. Su mundo mágico fue traído a la vida en la trilogía de “El Señor de los Anillos”; la tercera de estas películas, “El Retorno del Rey”, barrió cada categoría en la que fue nominada para los premios Oscar, en la ceremonia de la Academia de la noche del domingo 29 de marzo del 2004. La película ganó los premios más importantes como son la mejor película y el mejor director, además de otros 9. Aunque la imaginación del autor era inmensa, el mundo de Tolkien y el lanzamiento de sus personajes tienen las raíces en la historia y geografía del mundo real, desde las guerras mundiales que dominaron la vida de Tolkien al idioma antiguo y las leyendas de Finlandia.El antropólogo y etnobotanico Wade Davis viajó a un rincón remoto de Finlandia para descubrir los acontecimientos y el pasado de la Europa del norte que influyeron en Tolkien. La Saga antigua Davis, un explorador residente de la Nacional Geographic, viajó a lo que fue una vez Finlandia en la región de Viena Karelia, a lo largo de la frontera rusa, para estudiar el finlandés. Durante el siglo 19 esta área fue el último refugio para un dialecto único del idioma finlandés.Casi todos los Fineses en ese momento estaban hablando finlandés, sueco, o incluso ruso, los idiomas escritos establecidos de la región. Pero un dialecto se mantuvo en existencia en esta aislada región como forma oral, pasó a través de las edades de una generación a otra en las canciones y versos o en runas. Una colección de estas runas, comparable al Ramadán de la India, o la Odisea Griega, es conocida en Finlandia como el Kalévala, y aquéllos que cantan sus versos líricos de memoria son conocidos como cantantes de runas. Estos personajes han llevado por mucho tiempo en sus mentes el registro entero del idioma finlandés. "En una tradición oral, el total de la riqueza del idioma no vale más que el vocabulario del mejor relator", Davis explica. "En otras las palabras, en cualquier punto del tiempo los límites del idioma van estrechamente relacionados con la memoria del mejor relator".
En lo que era la región de Viena Karelia, la tradición oral del idioma del Finés está todavía viva, pero ahora se contiene en la memoria de solo un relator. Su nombre es Jussi Houvinen, y él es el último gran cantante de runas de Finlandia. Este hombre mayor es un eslabón viviente entre los mitos e idiomas que han pasado de boca-a-oreja a través de las edades en una cadena que no se ha roto. "Es una cosa asombrosa poder estar en presencia de un hombre que canta aunque sea un trozo de un poema", dice a Davis de su reunión con Houvinen, "porque es tan poderoso que aún cuando uno no habla finlandés éste nos conmueve profundamente, simplemente por escuchar tan sólo la cadencia de los sonidos."Estando en su presencia, y sabiendo cómo pocas personas pueden recitar hoy el poema, uno se siente que está en la presencia de la historia que es inhalada desde fuera." Cuando Houvinen muera la sucesión antigua de los cantantes de las runas llegará a su fin. Nadie de una generación más joven ha podido aprender la inmensidad de la saga. Sin embargo, el propio Kalévala no morirá con Jussi, debido a los esfuerzos de un doctor de campo llamado Elías Lönnrot. A principios del siglo 19, Lönnrot se enamoró de las canciones finlandesas y las runas que él encontró en Viena Karelia.

Se consagró a viajar por toda la comarca, mientras escuchaba a los cantantes de las runas y fue pasando la poesía oral a palabra escrita.Esto fue no solo el génesis del idioma finlandés moderno, sino de la nación finlandesa como una entidad, creando lo de que Davis dice "Es la maravillosa idea de un poema bardo que inspira una nación moderna”. La inspiración para la Tierra-Media El Kalévala no sólo inspiró el nacionalismo finlandés sino también a un joven estudioso y escritor inglés llamado J.R.R. Tolkien, en cuya mente ya estaba tomando forma un universo mágico que estaba a punto de ser transformado por el idioma y la leyenda de Finlandia. En una carta a W.H. Auden, el 7 de junio de 1955, él recordó su excitación al descubrir una gramática del finlandés en la biblioteca de la universidad de Exeter. "Fue como descubrir un sótano de vinos lleno de botellas de un tipo de vino tan asombroso que nunca antes se había saboreado. Quedé totalmente embriagado; y dejé el esfuerzo por inventar un 'no registrado' lenguaje germánico, y mi 'propio lenguaje' - o series de idiomas inventados – fueron fuertemente influidas por el Finés en patrón fonético y estructura”.El idioma finlandés dejó tan encantado al joven estudiante que se convirtió en la inspiración para la lengua lírica de los elfos de la Tierra - Media. Tolkien aprendió el antiguo y recientemente codificado finlandés para desarrollar el idioma de sus elfos, y para poder leer el Kalévala en el finlandés original. Este logro abrió la puerta a muchas influencias extensas de la mitología de Finlandia. Hay múltiples paralelos entre el Kalévala y la propia saga de Tolkien, en lo términos de sus personajes y la idea del viaje del héroe.El Kalévala incluye "todos los temas de la tradiciones pre-cristianas, cambiantes de formas, demonios míticos, plantas mágicas, animales que se vuelven seres humanos”, Davis dice, mientras la propia historia "es fundamentalmente una historia de un sagrado objeto que tiene el poder, y la persecución de los héroes míticos que buscan ese poder, para encontrar una forma de entender el significadode ese poder". Davis describe el Kalévala como "una viaje del alma y del espíritu y eso es obviamente lo que atrajo a Tolkien". Los lectores de Tolkien han visto por mucho tiempo la visión bucólica de Tolkien de la Inglaterra rural representada en la comarca de la Tierra – Media, y reconocido a los granjeros ingleses en los personajes como el hobbit Sam. Pero aquéllos que exploran el Kalévala pueden descubrir mucho de la tierra y el idioma de los elfos, en la vasta arboleda de nevados abetos de la leyenda finlandesa.

Web de la traducción: http://www.tolkienperu.org/2004_03_01_archivo.html

Artículo original: http://news.nationalgeographic.com/news/2001/12/1219_tolkienroots.html

miércoles, 2 de mayo de 2007

El caballo de Dalarna

La Exposición Universal de Nueva York celebrada en 1939 supondría el salto a la fama de una curiosa figura, en la entrada del Pabellón de Suecia se colocó una de grandes dimensiones. Pero dicha figura ya era conocida en Suecia muchos siglos antes. Hoy día, todos los que tienen la fortuna de visitar este país se la llevan como recuerdo.

Dalahästen o el caballo de Dalarna, una figura de
madera de colores vivos, es el símbolo por excelencia de Suecia y un referente de la artesanía del país nórdico.

Sleipner (resbaladizo) era el caballo de Odín, tenía ocho patas y runas grabadas en sus dientes, simbolizaba los vientos que soplan por los cuatro costados. El caballo para los vikingos era un animal enigmático y poderoso. También fue un motivo recurrente en las pinturas prehistóricas.

En 1624, el obispo Johannes Rudbeckius pronuncia un sermón en la catedral de Västeras donde critica de modo enérgico la posesión frívola y supersticiosa de pequeños objetos por parte de la gente, entre ellos se encuentran pequeños caballitos de madera. Esta es la fecha más antigua en la que se tiene constancia escrita de la existencia de estas tallas.

En 1669, una junta de investigación de Estocolmo sometió a interrogatorio a unos 300 niños pertenecientes a las parroquias Elfdal y Mora,
situadas en la región de Dalarna, los funcionarios del gobierno condenaron a ser quemadas a unas setenta mujeres acusadas de brujería por niños, como también a 15 de los pequeños delatores a los que se les acusaba de haber acudido en compañía de las supuestas brujas a uno de sus infernales aquelarres. Otros 36 niños de nueve y doce años que fueron acusados del mismo delito, recibieron el horrible castigo de ser azotados durante un año todos los domingos frente a la iglesia. Las "brujas" fueron acusadas de usar los caballos de madera en sus rituales...

Pero el origen y sentido de los caballitos de Dalarna hay que buscarlo en las costumbres de los leñadores de los bosques suecos, el caballo era el amigo y el compañero de trabajo. Tras una dura jornada, utilizaban los restos de madera para hacer juguetes para sus hijos. Estas tallas cobraron gran popularidad y fueron perfeccionándose.

A principios del siglo XIX alcanzaron especial predicamento los caballos de madera que se fabricaban en la región de Dalarna, en la Suecia central, pasando de ser una mera afición a convertirse en la actividad principal de varias familias.

Hoy día la producción artesanal de estos caballitos se centra en la aldea de Nusnäs, cercana a la ciudad de Mora. En 1920, Grannas Anders Olsson, hijo de un modesto panadero, comenzó a fabricar caballos de madera para ayudar económicamente a su familia, dos años después creó la compañía que ha pasado a la historia como la de los genuinos caballos de Dalarna, el verdadero símbolo de Suecia en el mundo.

Webs de interés:

http://www.grannas.com/mainframe.php?page=start&lang=eng

http://www.nohemslojd.se/