Valtimo es el municipio más septentrional de Carelia del Norte, en el este de Finlandia. A 20 kilómetros de él encontraremos una ventana al pasado, una aldea entre bosques y lagos karelianos de donde surgirán 16 construcciones de madera con ecos de la vida en el campo.
La granja de Murtovaara fue construida a principios del siglo XVIII y ha pertenecido siempre a la familia Lipponen. La disposición del conjunto de las edificaciones no ha sufrido modificaciones a pesar de las reparaciones efectuadas a lo largo de su existencia. La situación de la granja, cerca de un lago y rodeada de campos indica que originariamente estaba ocupada por una familia que vivía de forma autónoma, cultivando sus alimentos y criando su ganado.
En el siglo XVIII era costumbre que los hijos de las familias modestas dejaran el hogar paterno para establecerse construyendo su propia casa. El lugar elegido debía ofrecer buenos medios de subsistencia: un lago rico en pescados, tierras cultivables y un buen bosque que proporcionara leña para los largos meses de invierno.
El método de construcción usual consistía en preparar los troncos de los árboles en un bosque próximo al lugar elegido. Los troncos se cortaban con hacha y se numeraban para ser transportados al lugar de la obra que se situaba generalmente sobre un lugar sin árboles.
Incluso a finales del siglo XVIII se edificaban casas sin chimenea, para calefacción se construían hornos de piedra colocados en el centro de la casa. Al encender el horno (por la mañana y al principio de la tarde) el humo quedaba a un metro del suelo para elevarse hacia el ático.
Progresivamente, la introducción de chimeneas permiten la evacuación del humo hacia el exterior. En Murtovaara, los hornos de pan de las distintas casas son testigos de esta evolución. Dos de las casas, construidas entre 1792 y 1812 respectivamente, contienen aún hornos sin chimenea. La casa principal data de 1850 y posee chimenea.
La granja de Murtovaara supone un representativo ejemplo de las granjas tradicionales de Karelia, dedicadas a la agricultura y con un establo que podía albergar una decena de vacas, un gallinero y algunos caballos.
La distribución de los dieciséis edificios de la granja de Murtovaara se ajusta a un esquema tradicional, los establos se encuentran enfrente de las casas de vivienda, permitiendo supervisar sus accesos y así vigilarlos de posibles depredadores o ladrones. La casa principal se flanquea de las construcciones que albergan a los trabajadores por una parte y a las personas mayores por otra. La sauna y los graneros se sitúan en lugares opuestos para disminuir los riesgos de incendio.
La industrialización del país durante el siglo XIX hace que los bosques se conviertan en materia prima para la elaboración de papel, constituyendo así una importante fuente de beneficios para los propietarios de estos terrenos que no quedaban tan expuestos al riesgo de las cosechas.
Hoy día la granja se ha transformado en un museo que da a conocer la forma de vida de los antiguos granjeros de Karelia y que sigue regida por los descendientes de la familia Lipponen.
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