jueves, 5 de febrero de 2009

La perspectiva Nevski

Con mi generación pasé el invierno
mujeres encorvadas sobre el telar en la ventana.
Un día en la perspectiva Nevski
me encontré por azar a Igor Stravinski.

Así decía Franco Battiato en su canción dedicada a la avenida principal de la mítica ciudad de San Petersburgo, construida por el zar Pedro el Grande para mayor gloria del imperio zarista y llamada también "la Venecia del Norte" debido a la profusión de ríos y canales que la atraviesan. En 1741, la comisión creada para la construcción de San Petersburgo concluyó: "la perspectiva Nevski será la más rica y mayor calle de la ciudad".

Construida desde la nada y auténtico museo al aire libre, la resistencia ante la invasión nazi (pagada con un millón de víctimas) y el respeto de su urbanismo durante la época comunista, han permitido que llegara hasta nosotros una ciudad espectacular, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1990.

La avenida Nevski (Nevskiy prospekt, en ruso) con una longitud de cuatro kilómetros y medio, es así llamada en honor de Alexander Nevski, líder militar ruso del siglo XIII que luchó contra los caballeros teutónicos y que fue canonizado por la iglesia ortodoxa rusa en 1547. En un extremo de la avenida se encuentra el monasterio dedicado a Nevski que mandó edificar el zar Pedro el Grande. La historia de la epopeya patriótica de este militar fue llevada al cine por el director Sergei Eisenstein en su primera película sonora realizada en 1938.

Y como describía Nicolai Gogol: "No hay nada mejor, por lo menos para Petersburgo, que la perspectiva Nevski. Ella allí lo significa todo. ¡Con qué esplendor refulge esta calle, ornato de nuestra capital!... Yo sé que ni el más mísero de sus habitantes cambiaría por todos los bienes del mundo la perspectiva Nevski... No sólo el hombre de veinticinco años, de magníficos bigotes y levita maravillosamente confeccionada, sino también aquel de cuya barbilla surgen pelos blancos y cuya cabeza está tan pulida como una fuente de plata, se siente entusiasmado de la perspectiva Nevski. ¡En cuanto a las damas!... ¡Oh!... Para las damas la perspectiva Nevski es todavía más agradable. ¿Y para quién no es ésta agradable?... Apenas entra uno en ella percibe olor a paseo. Aunque vaya uno preocupado por algún asunto importante e indispensable, es seguro que al llegar a ella se olvidan todos los asuntos..."

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